Covid-19
y el Sistema Educativo 2020
Lucia Rosario Malbernat
Licenciada en Sistemas y Magister Scientae en Gestión universitaria
Directora de la Carrera de Sistemas UCAECE . Sede Mar del Plata
Profesora e Investigadora en la Facultad de Cs. Económicas. UNMDP / UCAECE
Licenciada en Sistemas y Magister Scientae en Gestión universitaria
Directora de la Carrera de Sistemas UCAECE . Sede Mar del Plata
Profesora e Investigadora en la Facultad de Cs. Económicas. UNMDP / UCAECE
Para
garantizar la continuidad educativa y hacer frente a la drástica
medida de suspensión de la actividad escolar sin fecha de
finalización, las instituciones debieron impulsar la mediatización
de la enseñanza valiéndose de los recursos tecnológicos a su
alcance.
Las
escuelas más innovadoras, tecnológicamente maduras, rápidamente
pudieron hacerlo aplicando modernas pedagogías para la enseñanza
online típicas del e-leaning y del m-learning o mobile learning,
esto es, el aprendizaje móvil en el cual el proceso de enseñanza se
realiza a través de dispositivos móviles, tales como los teléfonos
inteligentes o tablets.
Las
escuelas y universidades más vulnerables, por su parte, quedaron a
la espera de entornos didácticos salvadores que no terminaron de
llegar y retrocedieron hasta la segunda generación de educación a
distancia, típica de los años ’70, conocida como enseñanza
multimedia o de telecomunicación valiéndose, por ejemplo, de
programas televisivos en el mejor de los casos. Algunas, ni eso.
En
este panorama destacan, entonces dos circunstancias que pueden
trascender a la crisis sanitaria:
La
primera de ellas es que, lamentablemente, según sea la región, a
40, 50 o más días de iniciada la cuarentena algunas instituciones
todavía no han podido, no han sabido o no han querido comenzar sus
actividades educativas a distancia poniendo en evidencia el panorama
tan desigual que aqueja a la sociedad y se refleja en el sistema
educativo.
La
falta de conectividad, de preparación digital de los docentes y de
equipamiento apropiado han sido un obstáculo en muchos casos.
A
diferencia de esta nefasta circunstancia que se ha visto a la luz de
la suspensión masiva de la educación presencial, la otra
circunstancia que se destaca es muy alentadora porque la imprevista
emergencia sanitaria está siendo motor de cambios positivos en la
enseñanza.
Hace
más de 20 años que la educación a distancia transita una
generación flexible que combina herramientas sincrónicas y
asincrónicas y se tiene el convencimiento de que, tal como he
expresado textualmente hace más de 15 años atrás en un artículo
científico “…las instituciones de educación superior deben
integrar las TICs como componente cotidiano de sus actividades para
que los estudiantes no se formen en un medio anacrónico e inconexo
con el mundo laboral en el que luego se insertarán”.
Sin
embargo, en 2.020, ese nivel de desarrollo tecnológico, pedagógico
y didáctico no se reflejaba en la educación presencial y tuvo que
aparecer la crisis del Coronavirus para que el sistema educativo se
haya visto obligado a apegarse a ese desarrollo.
El
Desafío para la vuelta a las aulas será la generación de
experiencias educativas mediadas tecnológicamente y la creación de
nuevos espacios de aprendizajes, de cooperación y colaboración en
red con alcance a todas las regiones aprovechando lo poco o mucho que
se haya podido avanzar para sobrellevar la crisis sanitaria.