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Global Overview Magazine

Revista de actualidad política, religiosa, económica, social, cultural, científica y educativa con alcance internacional
ISSN 2618-1916

TENTACION DE LO CRIPTOPROHIBIDO

 Olga Mariela Januszewski

Contadora Pública

Especialista en Riesgo Crediticio

Columnista de economía y política en Radio Inclusiva en el programa "Tirando

paredes"


El fruto de lo prohibido es un término bien conocido bíblico, que nos habla de un

fruto que crece en el Jardín del Edén, y Dios ordena a la humanidad que no lo coma.

En una correlación con nuestros días de agitación financiera, existe un fruto prohibido

cultivado desde el mundo digital que incómoda al sistema económico mundial, a tal

punto que los Gobiernos nos piden y hasta intiman a no probarlo: se llama

criptomoneda!

Recientemente nos enteramos de la noticia respecto al Banco Central de Turquía, el

cual acaba de prohibir los pagos directos e indirectos con criptomonedas y

criptoactivos, en una más que sugestiva posición sobre el mercado de las monedas

virtuales.

El Banco Central añadió que los activos digitales "no estaban sujetos a ninguna

regulación ni a mecanismos de supervisión de ninguna autoridad regulatoria central",

entre otros riesgos mencionados. Pués gran novedad han descubierto, ya que es harto

sabido que una de las principales características de bitcoin es la descentralización, que

implica que ningún orgamismo central intervenga en sus transacciones.

La decisión no fue gratuita, ya que implicó que la criptomoneda más popular del

mundo llegue a caer hasta un 45 por ciento después de conocerse su veto. No obstante

ello, la moneda digital volvía a subir poco después, tal como si nada hubiese pasado o

poco importara al mundo cripto dicha desición. Eso sí, Turquía estornudaba, y el

mundo volvía a engriparse. Pero dicha medida, lejos de significar un mejor y mayor

control sobre el mundo cripto y sus supuestas maniobras poco santas en el mundo de

lo ilegal, significarían un estancamiento del país en el mundo cripto. Para tener una

idea de la magnitud de lo que les hablo, en el último tiempo la remontada global del

bitcoin para protegerse de la devaluación de la lira turca y una inflación que alcanzó

el 16 por ciento sólo en marzo, muestran que no se trata sólo de un fenómeno

pasajero. Es mucho más que eso, ya que muchos empiezan a verlo como una

verdadera reserva de valor.

De hecho, el mismo Banco Central turco había anunciado a finales de 2020 la

posibilidad de crear una criptomoneda nacional. Más aún, en las últimas semanas

Royal Motors, que distribuye autos Rolls Royce y Lotus en Turquía, se convirtió en el

primero en el país en aceptar pagos en criptomonedas.

Recordemos que, recientemente el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan

despidió a Naci Agbal quien en noviembre asumía el cargo al ser nombrado como la

clave para combatir una tasa de inflación superior al 15 por ciento. La destitución

causó enorme conmoción entre inversionistas locales y extranjeros que habían

elogiado la política monetaria del Banco Central de esa Nación.

La lira se desplomó en parte por la preocupación de que el nuevo jefe del Banco

Central pudiera aplicar controles de capital para así frenar la elevada tasa de inflación

del país.

Pero lejos de lograr apaciguar la sed de adquirir bitcoins por parte del público, más

bien logró todo lo contrario: impulsaron el número de búsquedas en Google

relacionadas con bitcoin sólo en Turquía, las cuales se multiplicaron por cinco en

cuestión de horas. En los último años, la lira turca se ha depreciado en más del 50 por

ciento. Como resultado, cada vez más ciudadanos están prestando atención a bitcoin

por su emisión limitada y deflacionaria. Esto claramente implica una afrenta a los

activos tradicionales que han resultado como refugio de volatilidad tales como el oro

y el dólar históricamente. La existencia de un activo digital librado a las fluctuaciones

de la oferta y la demanda puso también en jaque a los gobiernos, porque apareció un

contendiente que les disputa el monopolio y su poder de concentrar en los bancos

centrales la emisión monetaria. Los criptoactivos suponen la privatización de la

moneda y la aparición de un sistema financiero paralelo que no reconoce autoridad

regulatoria. Finalmente se encontró un área, una situación donde el estado no puede

avanzar. Y no sólo los Gobiernos o los Bancos Centrales, el sistema financiero entero

desea que las monedas digitales paguen por semejante infamia! Cuando se creó el

bitcoin fue hecho de tal manera que quien quisiera intervenir su programa monetario

de circulación de dinero no lo puedan hacer. Hemos llegado a un punto en la

evolución financiera donde ni siquiera hacen falta ya los bancos para poner en

funcionamiento los mecanismos de intercambio monetario y cómo dejamos de

considerarlos dependientes de un Banco Central que regula un sistema nacional de

pagos. Es una revolución que tiene un contenido ideológico y que conlleva un espíritu

fuerte de libertad. Implica la creación de un sistema monetario paralelo y los

derivados que surgieron con otras criptomonedas y tokens que representan hasta

capital accionar. Se están levantando capitales en todo el mundo a través de

suscripciones que pagan con bitcoins. Hay empresas que se forman o que levantan

capital sin pasar por los procesos tradicionales; porque operan a través del

Blockchain.

Bitcoin es un sistema de confianza donde no hay nada detrás (nada muy distinto al

dinero fiduciario que movemos diariamente), es un registro digital limitado de 18,6

millones de unidades circulantes y divisibles y esa escasez hizo que fuera valorado de

la manera que lo fue. También es una realidad que no todos los países del mundo

tienen tan baja receptividad al bitcoin. De hecho y como un dato de color hasta si se

quiere, diversos países de la ex Unión Soviética paradójicamente como Estonia o

Letonia, incluso Polonia se muestran amigables a las criptomonedas. Podemos seguir

incluso con dos economías tan antagónicas como Estados Unidos o China entre éstas

filas.

Pero no todos son flores para bitcoin: en los últimos cuatro encuentros del foro

internacional del G20, se reservaron apartados para discutir las criptomonedas. El

GAFI, que lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo

reforzó sus sugerencias a los países llamándolos a tener una postura más rigurosa

sobre las transacciones. En igual sentido se expresó Chirtine Lagarde, presidenta del

Banco Central de Europa y ex titular del Fondo Monetario Internacional, al

calificarlas de "especulativas" y solicitar una mayor regulación.

Queda claro en este contexto, de que bitcoin y todo el mundo cripto son el

llamamiento a romper con viejos estándares de la economía mundial que se daban por

establecidos y asentados. Pero los tiempos cambiaron y existe una nueva realidad

mundial. Y eso el sistema lo sabe, y le preocupa!

El fruto de lo prohibido es un término bien conocido bíblico, que nos habla de un

fruto que crece en el Jardín del Edén, y Dios ordena a la humanidad que no lo coma.

En una correlación con nuestros días de agitación financiera, existe un fruto prohibido

cultivado desde el mundo digital que incómoda al sistema económico mundial, a tal

punto que los Gobiernos nos piden y hasta intiman a no probarlo: se llama

criptomoneda!

Recientemente nos enteramos de la noticia respecto al Banco Central de Turquía, el

cual acaba de prohibir los pagos directos e indirectos con criptomonedas y

criptoactivos, en una más que sugestiva posición sobre el mercado de las monedas

virtuales.

El Banco Central añadió que los activos digitales "no estaban sujetos a ninguna

regulación ni a mecanismos de supervisión de ninguna autoridad regulatoria central",

entre otros riesgos mencionados. Pués gran novedad han descubierto, ya que es harto

sabido que una de las principales características de bitcoin es la descentralización, que

implica que ningún orgamismo central intervenga en sus transacciones.

La decisión no fue gratuita, ya que implicó que la criptomoneda más popular del

mundo llegue a caer hasta un 45 por ciento después de conocerse su veto. No obstante

ello, la moneda digital volvía a subir poco después, tal como si nada hubiese pasado o

poco importara al mundo cripto dicha desición. Eso sí, Turquía estornudaba, y el

mundo volvía a engriparse. Pero dicha medida, lejos de significar un mejor y mayor

control sobre el mundo cripto y sus supuestas maniobras poco santas en el mundo de

lo ilegal, significarían un estancamiento del país en el mundo cripto. Para tener una

idea de la magnitud de lo que les hablo, en el último tiempo la remontada global del

bitcoin para protegerse de la devaluación de la lira turca y una inflación que alcanzó

el 16 por ciento sólo en marzo, muestran que no se trata sólo de un fenómeno

pasajero. Es mucho más que eso, ya que muchos empiezan a verlo como una

verdadera reserva de valor.

De hecho, el mismo Banco Central turco había anunciado a finales de 2020 la

posibilidad de crear una criptomoneda nacional. Más aún, en las últimas semanas

Royal Motors, que distribuye autos Rolls Royce y Lotus en Turquía, se convirtió en el

primero en el país en aceptar pagos en criptomonedas.

Recordemos que, recientemente el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan

despidió a Naci Agbal quien en noviembre asumía el cargo al ser nombrado como la

clave para combatir una tasa de inflación superior al 15 por ciento. La destitución

causó enorme conmoción entre inversionistas locales y extranjeros que habían

elogiado la política monetaria del Banco Central de esa Nación.

La lira se desplomó en parte por la preocupación de que el nuevo jefe del Banco

Central pudiera aplicar controles de capital para así frenar la elevada tasa de inflación

del país.

Pero lejos de lograr apaciguar la sed de adquirir bitcoins por parte del público, más

bien logró todo lo contrario: impulsaron el número de búsquedas en Google

relacionadas con bitcoin sólo en Turquía, las cuales se multiplicaron por cinco en

cuestión de horas. En los último años, la lira turca se ha depreciado en más del 50 por

ciento. Como resultado, cada vez más ciudadanos están prestando atención a bitcoin

por su emisión limitada y deflacionaria. Esto claramente implica una afrenta a los

activos tradicionales que han resultado como refugio de volatilidad tales como el oro

y el dólar históricamente. La existencia de un activo digital librado a las fluctuaciones

de la oferta y la demanda puso también en jaque a los gobiernos, porque apareció un

contendiente que les disputa el monopolio y su poder de concentrar en los bancos

centrales la emisión monetaria. Los criptoactivos suponen la privatización de la

moneda y la aparición de un sistema financiero paralelo que no reconoce autoridad

regulatoria. Finalmente se encontró un área, una situación donde el estado no puede

avanzar. Y no sólo los Gobiernos o los Bancos Centrales, el sistema financiero entero

desea que las monedas digitales paguen por semejante infamia! Cuando se creó el

bitcoin fue hecho de tal manera que quien quisiera intervenir su programa monetario

de circulación de dinero no lo puedan hacer. Hemos llegado a un punto en la

evolución financiera donde ni siquiera hacen falta ya los bancos para poner en

funcionamiento los mecanismos de intercambio monetario y cómo dejamos de

considerarlos dependientes de un Banco Central que regula un sistema nacional de

pagos. Es una revolución que tiene un contenido ideológico y que conlleva un espíritu

fuerte de libertad. Implica la creación de un sistema monetario paralelo y los

derivados que surgieron con otras criptomonedas y tokens que representan hasta

capital accionar. Se están levantando capitales en todo el mundo a través de

suscripciones que pagan con bitcoins. Hay empresas que se forman o que levantan

capital sin pasar por los procesos tradicionales; porque operan a través del

Blockchain.

Bitcoin es un sistema de confianza donde no hay nada detrás (nada muy distinto al

dinero fiduciario que movemos diariamente), es un registro digital limitado de 18,6

millones de unidades circulantes y divisibles y esa escasez hizo que fuera valorado de

la manera que lo fue. También es una realidad que no todos los países del mundo

tienen tan baja receptividad al bitcoin. De hecho y como un dato de color hasta si se

quiere, diversos países de la ex Unión Soviética paradójicamente como Estonia o

Letonia, incluso Polonia se muestran amigables a las criptomonedas. Podemos seguir

incluso con dos economías tan antagónicas como Estados Unidos o China entre éstas

filas.

Pero no todos son flores para bitcoin: en los últimos cuatro encuentros del foro

internacional del G20, se reservaron apartados para discutir las criptomonedas. El

GAFI, que lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo

reforzó sus sugerencias a los países llamándolos a tener una postura más rigurosa

sobre las transacciones. En igual sentido se expresó Chirtine Lagarde, presidenta del

Banco Central de Europa y ex titular del Fondo Monetario Internacional, al

calificarlas de "especulativas" y solicitar una mayor regulación.

Queda claro en este contexto, de que bitcoin y todo el mundo cripto son el

llamamiento a romper con viejos estándares de la economía mundial que se daban por

establecidos y asentados. Pero los tiempos cambiaron y existe una nueva realidad

mundial. Y eso el sistema lo sabe, y le preocupa!